Boka nu
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Bidra med feedbackRestaurante familiar con la sala al aire libre en verano, en pleno puerto con vista espectacular de la ría de Noya. Carta a viva voz. Muy bueno el salpicón, originales los mejillones, bien las navajas; ternera asada clásica y chipirones en tinta correctos. Falta carta de vinos, parece haber más de los pocos que se comentan de memoria. Trato muy cercano, familiar. Precios algo elevados.
No puedo opinar sobre la comida, pero quería destacar que el trato de la persona que atiende el teléfono es terrible. Muy grosero. Habíamos reservado para cenar 8 personas en la terraza. Media hora antes empezó a llover con fuerza y llamamos para preguntar si la terraza estaba cubierta: nada más descolgar el teléfono, al decirle que teníamos reserva para esa noche, la persona nos contestó de muy malas formas, sin dejarnos hacer ninguna pregunta. De manera muy grosera, a gritos, dijo que nos anulaba la reserva y que no volviéramos a llamar en la vida. A continuación, colgó el teléfono sin darnos opción a decir nada. Un trato nada recomendable. No intentaremos obviamente volver a ir.
La comida y el servicio fueron excelentes, recomendamos las croquetas de calamares caseras que eran espectaculares, así como los mejillones de la casa, calamares en su tinta y el plato especial de la casa: merluza a la romana con patatas, que estaban deliciosos.
Cenamos en la terraza exterior,al lado de el agua,impresionante . Recomiendo : Salpicón de marisco,croquetas ,pimientos de Padrón y sobre todo merluza frita con patatas fritas (ojo, pedir una ración para dos y aun así, cantidad de sobra) Postres, todos buenos. Desde luego, con nosotros el dueño/camarero, Quique, atento y encantador. Solo las vistas, merecen la visita, además de calidad de comida y precio contenido. Volveremos
La ubicación, fantástica. La merluza rebozada, insuperable. Las patatas fritas de acompañamiento, de las mejores que he probado. Las almejas con salsa especial de la casa, muy recomendables. Y para terminar el postre de la casa con receta especial, toda una sorpresa. Nos atendió Enrique, que no para de hablar pero es muy atento, se nota que disfruta con su trabajo y te contagia su entusiasmo por la historia del lugar que te explica con todo lujo de detalles.