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Bidra med feedbackNos quedamos gratamente sorprendidos, el propietario fue muy amable y nos asesoró de forma excelente, sin embargo, es importante ir sin prisa.
Si quieres disfrutar de una buena cena y pasar un buen rato con gente agradable, no lo pienses dos veces. Las recomendaciones de Iker nunca fallan, la hamburguesa y el rabo de toro estaban espectaculares. A pesar de tener un personal reducido, nos atendieron de manera estupenda. Si tienes prisa para cenar, te recomiendo reservar con anticipación. ¡Muchas gracias por todo, Iker, ¡volveremos seguro!
El encargado es un maleducado, visceral y gritón; eso sí, mientras aceptes todo intenta parecer majo, quizá demasiado. No volveré
Menú muy corto pero magnifico. Bacalao al pil pil, ensalada de bonito, chipirones en su tinta y un coulant de choco para chuparse los dedos. Yogur natural casero de cine. Nos lo recomendaron en la oficina de turismo y no nos defraudó. Para dos personas, 36 €
Nuestra experiencia en este restaurante se resume en una palabra ¡VERGÜENZA!. La persona que dirige este bar merece todo tipo de descalificaciones que puedas imaginar. Después de casi media hora esperando sin recibir una carta ni siquiera una bebida, finalmente el camarero nos trae la carta y pedimos: Una ensalada de tomate y ventresca, donde la ventresca era escasa, unos pimientos verdes y luego 2 bacalaos al pilpil donde el bacalao era fresco con un pilpil muy justo, un plato de carrilleras que estaban buenas y un cachopo. De bebidas una botella de agua, un marianito, una cerveza y un kalimotxo. Pedimos la cuenta y nos dicen que son 70€ lo cual nos parece caro para lo que hemos comido. Pedimos explicaciones al camarero y lo que nos dice no nos convence. Entonces el dueño nos explica de muy malas maneras lo que nos ha cobrado. A nosotros no nos convence del todo ya que, según él, nos ha cobrado 2 menús que no habíamos pedido y 2 platos además de la bebida porque según él, salía más barato. Le pedimos que nos haga la cuenta correctamente y nos da un importe menor. Actuando de manera grosera todo el tiempo y gritando. Al ver lo que ha sucedido pedimos una hoja de reclamaciones y nos dice que no tiene. Al final nos dice que no le importan los comentarios que hagamos porque, según él, "se limpia el culo con ellos". Su comportamiento agresivo también con su camarero crea un mal ambiente en el comedor. Cuando nos fuimos, salió a la calle a despedirse de nosotros gritando e insultando. Nuestra intención era denunciar este hecho en la policía local o en la comisaría de la Ertzaintza, pero en Orduña no hay ninguna de las dos. Mañana también voy a escribir al ayuntamiento para informarles de esta desagradable experiencia, ya que creemos que todos los restaurantes son una garantía de calidad y buen trato y este ha sido todo lo contrario.