Boka nu
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Bidra med feedbackEncantadora, única y acogedora una cocina muy acogedora y auténtica que recomienda las migajas y taberneras patatas, muy buena y el tratamiento inmejorable
Un lugar especial, con mucho encanto y muy acogedor. La comida ha estado deliciosa, desde las patatas a la lumbre con huevos, jamón y trufa hasta el cordero relleno. El servicio muy atento y simpático. Volveremos sin dudar.
Le pongo un 10, aunque alguno de los platos no fue perfecto. El servicio excelente, el chico joven un encanto y además nos invitaron a un chupito (o los que quisiéramos ya que dejan la botella) de la casa que estaba muy rico, es de aguardiente con miel y hierbas de la zona. Probamos la milhoja de queso de cabra con helado de foie y sirope de anchoas , con confitura de pimientos... estaba bien pero he de decir que era un poco basta (no se puede llamar milhoja a un “sándwich” de queso de Cabra) y el foie no salía por ningún sitio... además que lo de las anchoas no me gustó; las migas de pan, muy ricas aunque con la panceta un poco potente de más... y el plato que más nos gustó: el guiso de judías pintas... simplemente espectacular. En cuanto llegamos nos atendieron súper bien y en todo momento preguntando qué tal todo, la comida (aunque soy algo pejiguero) es estupenda y el precio más que competitivo. Eso sí, necesitan mejorar en el café, aunque en un restaurante no es ni de lejos importante.
Sin lugar a dudas, un restaurante que hay que probar si o si cuando pases cerca de riópar. Comida tradicional con un toque de autor que lo hace distinguirse del resto de lo que te ofrecen por la zona. El trato por parte del personal es inigualable, muy cercano, con mucha educación y con mucho conocimiento sobre lo que ofrecen. A destacar el atascaburras con crema de rebozuelo, no es nada parecido a todo lo que suelen ofrecer por la zona. Pongo 5 estrellas porque no hay 6. Bravo equipo!!!!
Un lugar tan especial que regresamos dos noches seguidas. El espacio es único, con una decoración rústica y auténtica, intercalada con carteles de bandas míticas de rock. La música fue un regalo. La mejor comida que he probado en la zona, con platos bien elaborados en todos los sentidos. Tienen opciones vegetarianas y adaptaciones. Y lo mejor, sin duda, fue la camarera. Divertida, amigable, cercana y a la vez profesional, hizo de nuestra visita una experiencia memorable. Volveremos.