Refectorio - Sardon de Duero

Tiene una estrella, pero merece más. El servicio es impecable. Los platos sorpresa son muy elaborados y creativos, con productos de la zona (incluso langostinos vallesoletanos). La presentación es preciosa. La selección de vinos es muy buena, excepto por un Châteauneuf du Pape que claramente estaba en mal estado. Sería mejor optar por vinos propios. Es mágico darse cuenta de que estás en un lugar con tanta historia y diferentes usos.

Lo primero que hay que destacar es el trato del personal, que es preciso, muy amable y siempre atento a todo lo que se necesita. El comedor ofrece una sensación de estar en un claustro, lo cual resulta ser una experiencia muy agradable. En cuanto a la comida, todo era picante, como se esperaba; todos los productos que utilizan son de la zona. Me encantó la experiencia de conocer al chef, quien prepara dos de los platos en la mesa. Tienen un extenso menú de vinos, pero explican los diferentes tipos, lo que hace más fácil para usted elegir uno.

Materia prima de calidad, saben aprovechar al máximo todas las posibilidades de la zona, con un concepto muy bien estudiado y logrado. La carta de vinos es muy amplia. Un lujo en sabores, texturas, aromas, presentación y detalles. Tiene una estrella y merece dos. Tal vez deberíamos revisar los precios.

Un homenaje a los sentidos en un lugar de sueño. 3 menús diferentes y un menú de vinos que es lo más cercano a una Biblia. para mi gota, algunas referencias un último peel de precio. Por el resto, 10 en todo.

Impecable,disfrute absoluto,elegancia,historia. Qué más....